El fuego es considerado una reacción química de combustión, que suele darse por fenómenos de “oxidación-reducción” que terminan por propagarse cuando hay una gran cantidad de separación de luz y calor, provocando un incendio a gran escala.
Un incendio suele ser destructivo cuando está la presencia de tres elementos: un objeto combustible, oxígeno y el aumento en la temperatura. Juntos causan efectos no deseados provocando lesiones en los individuos que se encuentran cerca del desastre, los cuales pueden ir desde quemaduras de tercer grado, intoxicación por humo, gases tóxicos y altas temperaturas, sin dejar de mencionar que puede existir el riesgo de derrumbe de los edificios dañados por el fuego.
Por ello, se dice que cuando hay riesgos de incendio y no se llega a tiempo, el fuego puede ser incontrolable. Sin embargo, hay altas probabilidades de que se puedan erradicar las llamas cuando no hay presencia de combustible, oxígeno o no existe el aporte de energía que sirva como estimulante.
Por más que se intente suprimir el fuego, será imposible si hay cerca objetos inflamantes que contengan gases como combustible pues solo crearan un nuevo incendio con mayor alcance conocido como tetraedro del fuego. Las causas más comunes por las que un incendio comienza en los edificios es debido principalmente a los sistemas eléctricos que tienen el hábito de sobrecalentarse generando un cortocircuito.
Por esta razón se recomienda dentro de una evaluación de riesgos de incendio que exista dentro de las estructuras espacios específicos donde se puedan situar los equipos electrónicos y junto a ellos se aconseja que en todo momento estén al alcance aparatos para suprimir un posible fuego. Este tipo de consejos no sólo brindará seguridad a los empleados sino que permitirá actuar de manera inmediata a las autoridades correspondientes, quienes podrán disponer de los objetos contra incendios que estén en el lugar del desastre.
No obstante, como parte de priorizar la seguridad e integridad de las personas antes de que suceda un incendio es necesario realizar ejercicios para evitar riesgos de incendio dentro de los edificios: pasivos y activos.
Se le conoce como medidas pasivas a todas aquellas en donde la estructura se ve involucrada, es decir, todo lo relacionado con la prevención de los daños, como son las rutas de evacuación para la población, las cuales deben ser visibles.
En cambio, las medidas activas son todos aquellos sistemas de extinción de incendios y que periódicamente necesitan tener un mantenimiento para que al momento de ser utilizados se encuentren en buenas condiciones para suprimir el fuego. Ambas medidas son esenciales pero una evaluación de riesgos de incendio puesto que tienen por objeto reducir el peligro de un fuego dando una descripción de los materiales con que cuenta el edificio. Se trata de medidas preventivas que tienen como finalidad los puntos siguientes:
- Conseguir que la probabilidad de que se declare un incendio sea reducida.
- En caso de que el fuego ya se encuentre en acción, las llamas no se deben dejar que se extiendan, hay que actuar de manera eficaz para que el daño sea el menor posible.
Sí el incendio ya se encuentra en posición, hay un tiempo necesario para dominarlo y son las siguientes dos fases:
- El tiempo para descubrir de dónde proviene el incendio para encender la alarma, es clave para evitar un mayor desastre.
- Los instrumentos para apagar el fuego deben funcionar en el momento correcto.
Por otro lado, la acción destructora del fuego se desarrolla en dos ámbitos distintos: los edificios y su contenido. La rapidez con la que actúen las llamas dentro de la estructura determinará el tamaño del daño del inmueble y esto depende de la acción de dos elementos:
- La intensidad y duración del incendio.
- La resistencia de la construcción y esto hará saber la magnitud del riesgo a la que están expuestas tanto las personas como los bienes materiales.
La correcta guía de una evaluación de riesgos de incendio permitirá no solo saber que tipo de material está construido un edificio y que tanto soporte tendría en caso de un desastre sino también permite a los empleados visualizar un panorama completo de qué tan preparado se está para apagar un fuego en caso de ser necesario.