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Se conoce como propagación del fuego al desarrollo de un incendio cuando existen las cuatro condiciones necesarias para que se produzca: calor, combustible, comburente y una reacción en cadena. La velocidad de propagación dependerá de estos factores y es importante actuar a tiempo para evitar accidentes de consecuencias fatales.
En sitios como fábricas, oficinas, hospitales, escuelas y centros comerciales es importante que se intente controlar la propagación, el objetivo es que no se produzca un incendio que llegue a diferentes áreas del inmueble y ponga en riesgo la vida de muchas personas. Para lograrlo, es preciso conocer de qué forma se puede propagar el fuego y cómo evitar este fenómeno.
Métodos de propagación del fuego
Propagación del fuego por radiación
De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), la radiación es “una forma de energía térmica que se transfiere en forma de ondas electromagnéticas, calentando los sólidos y líquidos (pero no los gases) que encuentra a su paso”.
Por ese motivo, en este tipo de propagación, los rayos viajan de manera directa y en todas las direcciones, por lo que no es necesario que exista algún contacto entre los cuerpos. Además, los rayos de calor se desplazan independientemente del material que haya en el espacio intermedio.
Propagación del fuego por convección
La propagación por convección se refiere al desplazamiento de los gases calientes y vapores (humo y aire caliente), los cuales tienen una elevación vertical que pasa a través de las escaleras y los elevadores. Mientras más grande y más caliente sea un incendio, la propagación será más rápida y “más caliente ascenderá”, indica Cenapred.
Este tipo de propagación se considera como la causa más común del desarrollo de un incendio, principalmente en el interior de los edificios, ya que los gases y aire caldeados pasan entre las estructuras hasta llegar al nivel más alto de los inmuebles.
Propagación del fuego por precalentamiento
Dentro del proceso de la combustión hay una etapa conocida como precalentamiento, en la cual una fuente de calor eleva la temperatura del combustible. Es decir, de la sustancia que puede arder con facilidad, como la gasolina y el carbón.
La propagación en esta etapa comienza con el calor de las llamas, las cuales aumentan la temperatura de los combustibles que están más próximos a ellas, generando que el material rodante se encienda y el incendio pase a un estado difícil de controlar.
Propagación del fuego por conducción
En el caso de la propagación por conducción, el Cenapred señala que consiste en el movimiento del calor a través de un material, pues “todos los elementos son conductores de calor” aunque lo hagan en una mayor o menor escala, y se encuentren en estado sólido, líquido o en forma de gas.
Los elementos conductores tienen una capacidad de transmisión del calor que varía en cada tipo de material, por ejemplo, los muros de cemento, a pesar de considerarse como malos conductores, pueden dañarse cuando hay un fuerte incendio.
Propagación del fuego por salto de chispa
Fragmentos encendidos son transportados por el viento y pueden iniciar fuegos a distancias más largas.
Fuegos de proyección
Las partículas calientes son impulsadas por el viento y pueden encender áreas distantes.
¿Cómo evitar la propagación del fuego?
Existen medidas de prevención que se pueden aplicar en las empresas para que no ocurra un incendio que ponga en peligro la integridad física de las personas y los bienes materiales.
De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres, para prevenir los incendios primero es necesario identificar los riesgos y las “posibles fuentes de ignición” para evaluar qué tan vulnerable es un inmueble, por ejemplo, los gases inflamables y los desperdicios (cartón).
Cenapred señala que uno de los factores a considerar para prevenir la propagación, es conocer las características estructurales que podrían conducir dicho fenómeno, por ello se tienen que evaluar cuáles son “los elementos combustibles de la estructura”, como las puertas.
Lo ideal es colocar puertas que sean resistentes al fuego y no permitan el paso del humo, con la finalidad de crear zonas seguras en las que una o más personas puedan resguardarse mientras los equipos de auxilio controlan la emergencia.
A partir de dicha evaluación, se tiene que clasificar el riesgo de incendio en todas las áreas de un centro de trabajo y hacer un croquis para identificar los puntos de reunión, así como las salidas de emergencia. De igual manera, es indispensable revisar que los extintores funcionan y contar con la señalización que prohíba fumar en áreas donde se manejen materiales inflamables.